lunes, 1 de julio de 2013

COMENTARIOS Y RESPUESTAS AL TEXTO DE ALETHEIA «EXIGENCIAS ÉTICAS PARA UNA NUEVA POLÍTICA» (I)

En el contexto del debate habido acerca el texto "Ética y trabajo en relación a una política basada en la libertad y la justicia", que se ha ido publicando seriadamente en este blog (partes I, II, III, IV y V), introducimos algunas preguntas y objeciones que en su momento se plantearon acerca del mismo, con sus respectivas respuestas o réplicas (que se irán publicando también por partes), y que han sido elaboradas por Francisco Almansa, autor del trabajo original anteriormente citado. Son las siguientes:

Fred Zinnemann, Un hombre para la eternidad (1966)
1.- Se dice que "una ética individual no puede exigir del otro un comportamiento ético".

Respuesta:
Desde nuestra concepción de la ética, ésta no puede separarse de los comportamientos sociales y, por tanto, de la moral, pues la ética no es sino una elevación racional de esta última (la moral), por cuanto constituye una reflexión crítica de las costumbres, las cuales se diferencian por su naturaleza eminentemente acrítica.

El origen de la ética, como su etimología indica (ethikos=habitual=costumbre), es la moral, pero como decimos, constituye un esfuerzo crítico sobre la moral, o sea, las costumbres, para que éstas se ajusten a los valores de la libertad y de la razón. Asimismo, no hay ética que solo me «sirva» a mí, pues esto significaría que el imperativo propiamente ético del deber-ser sería puramente subjetivo, y que, como tal, nada tendría que ver con la razón; pues en la medida que apelamos a ésta ya estamos en el seno de unas relaciones que nos atañen a todos.

Ahora bien, la ética tiene su fundamento en el esfuerzo desenmascarador del subjetivismo vinculado a los privilegios de clases sociales que trataban de justificarlos por «razones» que solo ellos podían entender, sencillamente porque si no se era como ellos, dichas razones eran inaccesibles. Este «deber ser privilegiado» basado en la subjetividad de un grupo «selecto», o bien de un personaje excepcional, como el rey absoluto, fue el que la ética desenmascaró cuando, sobre todo en la Ilustración, lo que debe ser se asoció afortunadamente a la razón; con lo cual lo que no puede ser (como razón que limita la subjetividad conforme a las reglas de la razón) pasó a ser el árbitro entre los diferentes candidatos a deber ser, que por desgracia son incompatibles la mayor parte de las veces entre sí.

Incluso Deleuze, analizando la ética de Espinoza, hace suya esta definición de la misma: «la ética es la ciencia práctica de las maneras de ser». Ahora bien, nada hay más objetivo, menos subjetivo, y, por tanto, individual como una ciencia.

Henri-Georges Clouzot, El salario del miedo (1953)
Desde el momento que 'ética' es igual a deber ser racional, puedo exigir del otro un comportamiento ético; esto es: que su comportamiento, que él basa en su «deber ser», cumpla un requisito mínimamente racional, lo cual quiere decir entre otras cosas que me trate como un ser humano y no como una cosa. Por eso las éticas racistas, que son formas subjetivas de grupo, o bien las éticas solipsistas de los tiranos, como la de Calígula (en la obra del mismo nombre que escribe A. Camus, que no es sino una ética nihilista), al carecer de la racionalidad del reconocimiento de los otros como seres con voluntad propia e inteligencia racional equivalente a la de ellos, no son sino antiéticas, porque al prescindir de la racionalidad prescinden también de la humanidad.

Eisenstein, ¡Que viva México! (1932)
Al exigir al otro que me trate como un ser humano, yo mismo estoy aplicando una ética racional, y valga la redundancia, pues en la medida que le exijo tal comportamiento, lo estoy tratando a su vez con la dignidad de un ser humano. Pues es evidente que tal exigencia no se la puedo dirigir ni a un tigre ni a una piedra.

De lo anterior se concluye, a mi parecer, que la ética trasciende mi particularidad para adquirir rango universal, en tanto en cuanto exigimos y nos exigimos el relacionarnos como seres humanos. Algo que evidentemente no podemos remitir al ámbito de las «reglas, normas, leyes…, etc.», ya que no somos humanos por las mismas, sino que más bien nos pueden deshumanizar; y de ahí la exigencia de que nos afirmen  como aquello que somos, pues de lo contrario no serán éticas.

De lo dicho surge a la vez otra exigencia ética, pues si la ética nos impone el deber de tratarnos como humanos -a sí mismos y a los otros-, es también un deber el profundizar en el conocimiento de nuestra humanidad.
(También puede consultarse en este mismo blog: LA INOCENCIA)





No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...